La industria del plástico reciclado es un sector en crecimiento, impulsado por la conciencia ambiental, la sostenibilidad y las regulaciones gubernamentales. Este proceso consiste principalmente en transformar residuos plásticos en nuevos productos, como madera plástica, adoquines, ladrillos, bloques, PET (tereftalato de polietileno, utilizado en calefacción de viviendas), HDPE (polietileno de alta densidad, empleado en sistemas de aguas servidas y lluvias) e incluso en componentes que mejoran las características del hormigón. Todo ello ofrece ventajas como durabilidad, ligereza y una menor huella de carbono en comparación con materiales tradicionales.

A nivel mundial, la tasa de reutilización del plástico alcanza alrededor del 9,5%, mientras que en Chile llega al 8%. Esta cifra debe mejorar si se busca impulsar el crecimiento de esta industria. En algunos países asiáticos, el reciclaje alcanza el 50%, mientras que en otros ni siquiera se llega a la media mundial. Esto se debe, en gran parte, a la falta de estándares comunes y de infraestructura adecuada para desarrollar el proceso.

Actualmente, se observa que las industrias pesquera, minera y agrícola logran una mayor capacidad de reciclaje que la que se obtiene a partir de residuos domiciliarios.

Principales ventajas del uso de plástico reciclado en la construcción:

• Sostenibilidad: Reduce la cantidad de residuos plásticos que llegan a vertederos y disminuye la necesidad de materias primas vírgenes, como madera, acero o áridos para el hormigón.
• Durabilidad: Es resistente a la humedad, la putrefacción, la corrosión y los insectos, lo que lo hace ideal para entornos exigentes y prolonga la vida útil de las estructuras.
• Eficiencia: Su ligereza facilita el transporte, la manipulación y la instalación, lo que puede acelerar los tiempos de construcción y reducir los costos de mano de obra y equipo.
• Flexibilidad: Puede moldearse en diversas formas, permitiendo diseños innovadores que serían difíciles o costosos de lograr con materiales convencionales.

Desafíos para su adopción a gran escala:

• Percepción y estandarización: A pesar de sus ventajas, los plásticos reciclados aún enfrentan una percepción negativa, y la falta de estándares de calidad y rendimiento frena su uso masivo.
• Impacto de aditivos: Los plásticos reciclados pueden contener sustancias químicas tóxicas, como dioxinas, que se liberan si no se procesan o manipulan correctamente.
• Reciclabilidad limitada: No todos los plásticos pueden reciclarse de manera indefinida sin perder sus propiedades. Algunos productos, además, tienen una vida útil más corta que los materiales tradicionales, lo que podría generar más residuos a largo plazo.
• Viabilidad económica: Aunque el plástico reciclado puede ser más económico que otros materiales, el reciclaje a gran escala sigue siendo un desafío financiero.

A partir de todo lo señalado, surge la pregunta: ¿tiene futuro el plástico reciclado en la construcción? Mi respuesta es sí. No obstante, para que esto ocurra es necesario generar la infraestructura que lo permita, avanzar en la normativa (la Ley REP y la Ley de Plásticos de un Solo Uso son pasos importantes, pero aún insuficientes) y fortalecer una cultura del reciclaje impulsada tanto por el sector público como por el privado. En este sentido, iniciativas como el Pacto Chileno de los Plásticos son ejemplos valiosos.

En nuestros proyectos ya hemos comenzado a incorporar productos elaborados con plástico reciclado, aunque todavía de manera incipiente (por ejemplo, en el mobiliario urbano instalado en áreas verdes del proyecto Borde Laguna, en Los Ángeles). Esperamos que, en un futuro cercano, podamos ampliar el uso de materiales reciclados derivados del plástico, aportando así a la sostenibilidad y al cuidado del medioambiente.